Imaginación, intuición, ingenio y rapidez de ejecución. Los pilotos de Fórmula 1 utilizan estas habilidades, en la pista, para intentar recortar una décima de segundo en cada curva, y fuera de la pista para burlarse de sus colegas.
Cuando se quitan el casco, algunos prefieren relajarse, encerrándose en casas rodantes, solos o con familiares.
Otros, en cambio, tienen ganas de divertirse y a menudo lo hacen gastando bromas a sus compañeros o a otros miembros del equipo. Hemos elegido algunos de los más exitosos dentro y fuera de la pista.
Una vez, durante un vuelo en helicóptero no muy lejos del circuito de Monza, el austriaco tiró el maletín de fibra de carbono del brasileño, que había presumido su indestructibilidad. También fue memorable un viaje a Australia en el que el piloto austriaco llenó la habitación de hotel de su colega con una docena de ranas.
En 2011 Sergio Pérez debutó en la Fórmula 1 con el Sauber con motor Ferrari. En Japón, el decimoséptimo puesto en la clasificación arruinó inmediatamente su domingo. Sin embargo, gracias a dos paradas y a un buen uso de los neumáticos, el mexicano consiguió ascender hasta la octava posición en la vuelta 42. En la última vuelta, sin embargo, empezó a gritar por radio: "No tengo potencia, no tengo potencia", desconcertando a todos. Al cruzar la línea de meta en octavo lugar, se echó a reír: "Ja, ja, estaba bromeando".
Con motivo del estreno de la película Rush, volvió al lugar del accidente, en la curva de Bergwerk, con un equipo de la televisión estadounidense. Cuando el periodista le preguntó cómo se sentía, empezó a hablar, luego miró a la hierba y recogió algo: "Mira lo que hay aquí...". Mi oído'. El camarógrafo y la mujer se quedaron atónitos. En realidad, llevaba en la mano una galleta que había escondido antes.
Nelson Piquet y Nigel Mansell fueron compañeros de equipo en 1986 y 1987 en el Williams Honda, que era el mejor monoplaza de la época. La antepenúltima carrera fue el GP de México. En los entrenamientos, el brasileño notó que el británico se detenía con demasiada frecuencia, ya que sufría problemas intestinales. En un momento dado, hizo desaparecer el papel higiénico de todos los retretes, pero su colega sólo lo descubrió una vez que se había sentado en el inodoro.
El francés contó que un día estaban en Maranello y el austriaco le pidió que le llevara a Fiorano. Sin embargo, Alesi no tenía coche, por lo que pidieron prestado el Y10 de Jean Todt, por entonces director de la Scuderia Ferrari. En un reto, Jean Alesi condujo a toda velocidad, pero Berger respondió tirando del freno de mano. Todo fue bien hasta que entraron en la pista, cuando volcaron. En un instante, los mecánicos volvieron a poner el coche sobre las cuatro ruedas y lo cubrieron con una lona.